Emaná celebrando un gol |
Fuera por iniciativa ajena. Nunca ha dicho que quiera marcharse del Betis, sino todo lo contrario. Ha querido defender su contrato y su continuidad, pero desde que comenzó el verano el run-run entorno al equipo era que su venta era necesaria para acometer el proyecto deportivo que se quería hacer desde la entidad. El jugador se ha visto obligado a plantearse la salida «por el bien del Betis». También se ha discutido su valía futbolística, su integración en el grupo y su carácter, ya que siempre ha sido visto como un verso suelto. El jugador se resistía a plantearse salir del Betis pero viendo la presión que recibió para aceptar la oferta del Dnipro entendió que no podía continuar. Le habían empujado a la puerta de salida, aunque ahora pueda entenderse que es él el que inicia este proceso. Se ve como una mercancía y no una persona que quiere defender sus intereses.
Se siente engañado. Ha recibido promesas de aumentos de sueldo y de consideración deportiva que se han perdido por el camino. También con la oferta. Al ver que el equipo saudí alcanzaba y superaba en los últimos momentos la propuesta del Dnipro, cree que el club no se ha portado bien con él ya que le dejó negociar en Ibiza y no ha cumplido con lo pactado. Desde la entidad se entiende lo contrario, ya que le dejaron hablar con los árabes para no negociar sin el consentimiento del jugador en irse a ese club.
Quiere respeto. No pretende interferir en el trabajo de sus compañeros y valora mucho el cariño de la afición, que ahora se tambalea con esta actitud difícil de comprender para algunos. Sin embargo, se le ve como el malo de una película con guión enrevesado y final incierto. Ya se hizo a la idea de marcharse por la presión del club y cree que lo único que ha hecho es buscarse el mejor futuro posible. Su deseo era quedarse en España y en el Betis, pero ha tenido que valorar la oferta que más garantías ecónomicas le daba para su futuro profesional con 29 años, ya que la propuesta saudí es superior a los ocho millones de euros en cuatro temporadas.
Responsable. El jugador sabe que será multado por el club y asume las consecuencias de sus actos. No le importa tanto la cuantía del dinero como aclarar la polémica y finalizar este asunto. Quiere hablar con sus compañeros por ello, para que no les lleguen informaciones externas que les mediaticen. Sabe que ha apostado fuerte quedándose en Sevilla y retando al club desde una posición rebelde, pero mantiene firme su postura. Acude desde el sábado a entrenarse en la ciudad deportiva para mantener su estado físico. Él acude a su lugar de trabajo pero no obedece las directrices de su club. En Gales esperaban ayer que acudiera a la concentración, donde tienen su ropa de trabajo, por ejemplo. Si recibe multas de la cuantía que se está anunciando, sabe la respuesta: que se las descuenten de lo que le deben todavía de la temporada pasada.
¿Represalias por la negativa al Dnipro? En el Betis deseaban que el jugador aceptara la oferta ucraniana y todos le instaron a ello. El jugador, entonces, no quería marcharse. No le convencieron las cantidades ni el proyecto del Dnipro y lo rechazó. Desde entonces ha recibido críticas deportivas y no tanto por la actitud suya y de su entorno. Ahora consideraba que la propuesta saudí era similar a la del equipo de Juande Ramos, pero la ausencia de garantías bancarias impiden que el Betis la acepte, aunque en el fútbol internacional es moneda de cambio hacer operaciones así. Sin ir más lejos, el Sevilla no las ha pedido en el traspaso de Romaric al Bursaspor turco.
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